
Caminaban juntas nuestras sombras
en la penumbra aromada.
Sólo se oía
un suave rumor de aleteos.
Se alargaban en la bruma
y se unían bajo el resplandor de la luna.
Había mucha tristeza en tu rostro…
Aunque desearas caminar así a mi lado,
sabías que eso sólo podía ser en tu fantasía.
Tus pasos te llevaban sin rumbo por el sendero
¿Hacia dónde?...
¿Hacia el ayer o el mañana?
El ladrido de los perros a la luna
te volvió a la realidad:
ya no estaba yo contigo;
era sólo mi recuerdo
el que te acompañaba por el camino.
Mi cuerpo yacía rígido y frío en otro sendero
No sé si te acercaste a mi sepulcro.
Sólo sé que desearías
que nuestras sombras se enlazaran por siempre
y fueran sólo una.
Amor más fuerte que la muerte,
conmigo se fueron los aromas y los aleteos.
La sombra que se alargaba era la tuya
en la hora de la amargura.