Tu ausencia descolorida
como nube ya gastada
se pierde en la huella de mi vida.
Ni las más espeluznantes raíces
ni las sendas zigzagueantes,
desesperados matices
que trazó mi amargura,
pueden hoy poblar
la hiriente soledad y negrura,
herencia de lo que una vez
fue tu presencia.
Arrugas perladas
son testimonios de una vida
igual vivida.
Vela cobriza,
llamarada vivaz,
en mis sueños
sigue encendida.
