domingo, 16 de enero de 2011

SESIÓN DE TERAPIA


No pienses que vivo mirando mi ombligo. No pienses que estoy ciega de dolor, que no puedo ver a otras personas con todas sus virtudes. Puedo, sí, puedo mirarte y verte, ver tu maravilloso mundo interior. Tus celestes y ocres plasmados en una pintura; tus elecciones literarias; el placer igualado en un Mozart, Chopin, Debussy; Monet, Degas, Xul Solar, Goghin; tu toma de posición frente los aconteceres de la sociedad, del mundo; tu palabra de autoridad acerca de muchos tópicos. Puedo, si, escuchar las múltiples anécdotas que acumulaste en tu vida; complacerme en las que compartís conmigo, sentir tu tímido orgullo cuando ponés en mis manos todos los diplomas que te acreditan.
Puedo sentir el abismo cuando tu mano derecha apoyada con suavidad en mi hombro izquierdo marca la distancia psicofísica en el saludo de despedida de cada encuentro...

BIOGRAFÍA PRESTADA I


I Presente
Levita en su presente. Tan acotado lo tiene que no puede abarcar todos los indicios que le unen a la existencia; sólo registra algunos; pierde la mayoría en la nebulosa diaria. Están ahí, si, pero no disponibles; no los ve aunque alguna parte de su conciencia los registre. Por las noches le abruman apareciendo en sus sueños como un reproche, una llamada de atención por todo lo que se escurre de entre sus percepciones y no logra asir. ¡Es la vida misma, carajo! Con sus muestras pequeñas y grandes, más o menos importantes.
Levita entre el fragor de palabras que le dirigen: ¿viste esto? ¿escuchaste a …cuando dijo que…? ¿Leíste lo de…? ¿Estuviste con…? ¿Recordaste que tenías que…? Pero… ¡vos vivís debajo de un felpudo!! ¡Ayer mismo te dije que…, cómo no te vas a acordar! Cada frase es una punzada, un autorreproche.
Busca la soledad no porque se complazga en ella sino para no tener que escuchar e intentar una paciente explicación que sistemáticamente interrumpen: “te hacés la víctima, es la más fácil para vos; no hacés las cosas porque no querés hacer el esfuerzo”
Quiere decirles que el cansancio de vivir le agobia, que necesita reponer fuerzas emocionales, que los gritos, reproches y abruptas contestaciones no le ayudan. Que se levanta con ilusiones cada día y conforme van pasando las horas oscurecen el sol en su corazón.
Entonces… levita en el presente que le obtura una visión satisfactoria del mañana, que le bajan las energías que debería poner en sus proyectos personales.
II
Aunque aún tiene mucho por hacer para reconstruirse, fueron varios años de de esfuerzos y voluntad profunda para avanzar, para tener una posición frente a la vida más eficiente, sin ignorar sus sombras pero sin privarse de sus luces.
Para salir de ese entorno que le oprime debería reubicarse en otro lugar para vivir…o desalojar a estos inquilinos forzados que le destruyen porque nunca le entenderán quizá por ley vital. Eso tiene que aceptarlo, asumirlo; por ahora no tiene fuerzas para superarlo. Qué se logra con que le expliquen que esto es así porque tienen una cierta imagen suya por la cual no toleran verle en su debilidad; una imagen de demasiado fuerte como para ser reconsiderada sin proceder a su destrucción casi indefectible.
Levita entre lo que es y lo que debería ser: una convivencia armónica mientras compartan el techo, con respeto absoluto por sus individualidades, haciéndose cargo cada cual de una parte del espacio físico, solidarios entre todos pues no siempre se tiene la misma disposición anímica y… se necesitan entre sí. Si la solidaridad no comienza por casa…
III
Historia conocida hasta el hartazgo. Con variaciones en clave de sol y clave de fa.
Con colores y formas plasmados en acrílico, óleo, lápiz, carbonilla, acuarela.
Con letras torvas y eruditas. Su vecina, su amiga, ella, Melanie Klein, Francoise Dolto, Lacan, Julia Kristeva
Dolor de muchos, consuelo de tantos. Pero…pañuelo ajeno no seca lágrima propia.

Será. Pero no quiere llorar más; cree ya lloró casi todas las grandes amarguras que reserva el santo oficio de vivir. Quedarán otras, sí; quiere afrontarlas con dignidad cuando lleguen

DIJISTE (diálogo con Rob)



En un lugar dijiste que vibramos en la misma sintonía… ¿Será porque compartimos ciertas competencias comunicativas? Por esa arista no vibramos en la misma sintonía: nos entendemos desde el desentendimiento originado en el hecho de no hacer explícito lo que suponemos obvio.
Sí latimos la vida desde el lugar de la soledad. Somos los eternos cuestionadores de actitudes que nos punzan ¿será que tenemos la susceptibilidad exacerbada, mal orientada? Nos pesa el ayer; la porfía vela nuestra mirada; no nos percatamos del sol que justifica la sombra que nos acosa. ¿Nos acosa…o nos empecinamos en vivir en el sotobosque? Será que no supimos construir puentes ¿O que nos negamos a transitar sendas ajenas y eso nos convierte en desadaptados emocionales?
¿Sabés? Dicen que hay un sol que sale para todos… A poco de aguzar la mirada brillan múltiples haces. ¿Vivir bien emocionalmente es hacer como si estuviéramos bañados en oro soleado? Ah! No, claro que no. Lo había olvidado: es dejar que esas cosas pasen de soslayo a nuestro lado si hacernos cargo de que nos rozan, sin percatarnos de algún que otro rasguño; tu dermis y la mía, roja y densa telaraña, ¡no existen!! No existen quienes no nos advirtieron con claridad que íbamos cuesta abajo, ni quienes pensaron que llevándonos en sus brazos aprenderíamos a caminar.
La estética el dolor. Poetas, músicos, artistas plásticos subliman su esencia como los sueños subliman nuestras demandas inconscientes.
¿Será que lo que buscamos anida en la cara oculta de la luna?