domingo, 29 de agosto de 2010

DE ARTISTAS Y DE ESCLAVOS


Quienes me conocen desde el otro blog, Palabra de Lectora, se preguntarán –presumo- qué estoy haciendo aquí, enredada entre letras que me son indómitas…
Reitero: no tengo vocación ni siquiera de aprendiz de escribiente. A veces, muy de vez en vez, utilizo el material “letras” con el criterio que tan juiciosamente sustentó Rodari: “no para que todos sean artistas, si no para que nadie sea esclavo”.
Volviendo a mi vocación de lectora, dejo la imagen de una pintura de Nacho Cardiello: “Escombros III”, los escombros que la infancia deja en la persona y que la vida tiene que remover para poder seguir hacia una etapa venturosa.

domingo, 27 de junio de 2010

MUJERCITAS


- ¿Leíste “Mujercitas”?
- ¿De Alcott?- pregunto conociendo la respuesta, mientras continúo con la limpieza de las porcelanas.
¡¡Hijo de puta!! Me preguntás si lo leí cuando a la edad de tener entre mis manos ese libro me obligabas a entretener a tus amigos con mohínes y caricias robadas, entre la fetidez del macho siempre en celo ante una chiquilla de piel muy blanca y grandes ojos castaños.
- Despacito, es chica todavía - tenías el prurito de advertir, no fuera que no sirviera más a tus fines
.

En la cocina, mamá y tía Olga hablaban de medicamentos y tratamientos, propios y ajenos ¡¡¿De qué otra cosa iban a hablar a esa altura de sus vidas?!!!
- ¿Querés un mate, Nicolás?!!,- ofrece Olga a su marido. Raro que no lo hubiera nombrado “marido”, como desde siempre. Buena esposa de hijo de árabes. Buen y amante esposo el árabe. Mejor padre de hija mujer.
- Uno solo, Tanita. “Tanita”, como desde siempre. Cariñoso el árabe.


- Al final no me dijiste si lo leíste o no.
Entre su risa solapada, mostraba el diente de oro. Le hablaba a mi espalda. Ni falta hacía que lo mirara. Su risa burlona me era bien conocida.
Ya había dejado las porcelanas a riesgo de estrujar el Lladró. La rabia, la impotencia, guardadas durante tantos años, hacían un nudo en mi garganta. Fueron diez años de infierno los que ahora me golpeaban porque ese mal parido supo hacer una buena jugada, limpita, limpita: “Quiero que disfrutes, esto es lo más lindo que tiene la vida; estás cada vez más atractiva; mirá cómo te miran los hombres; aprovechá ahora que sos joven, después te casás y se te acaba todo; yo te cuido porque me gustás y te quiero bien”-

- Che, ¿me escuchás? ¿Lo leíste?
- No. Leí otro. “Lolita”, de Nabokov´- aunque el de Alcott sí lo había leído
- Buenos escritores los rusos, dijo lanzando una carcajada insultante. Salió del departamento riendo.

La tía Olga se acercó al comedor al oír cerrarse la puerta.
- ¿El tío? ¿Te dijo dónde iba? ¿Estaban contando chistes que se reía tanto? Este marido mío está tan viejito ya…

BURKAS


Burka, esa prenda que le procura a la mujer afgana un aislamiento que no desea.
Hay otras burkas: un ropaje “interno”-invisible-etéreo que no impide la visión y permite otra mirada sobre el entorno ¿Enfermiza? ¿Patológica? Aislarse de lo que se percibe como agresivo
Las otras personas necesitan rodearse de gente animosa, que transmita buenas ondas, energía, a la vez que serenidad
Comprensible – los “raros”, los incomprensibles desde la mirada “normal” generan cierto rechazo amable, cuidadoso. No es necesario: los depresivos tienden a aislarse-se debaten entre la necesidad de estar insertos en el entorno con sus códigos y la imposibilidad emocional de hacerlo
Nadie adolece por elección. No son ciegos, ni lelos. –perciben las reacciones, el entramado que los rodea, lo comprenden pero…no tienen fortaleza para “tomarlo como viene”-
No hay regodeo en la dolencia-profundo sufrimiento que obnubila. Entonces… las burkas internas cooperan para protegerlos de lo que les resulta agresivo, sabiendo que tal no es intencional. Es una situación que se da a partir de relaciones emocionales patológicas, situaciones demandantes extremas. No hay un dolor mayor que otro, sólo diferentes posibilidades de gastarlo hasta desbrozarlo y que deje nada más la huella positiva.
No siempre se logra avanzar en la recuperación. Entonces la vida es sólo una larga agonía sólo llevadera dentro de la burka que opera como blindaje contra la opresión de la incomprensión externa

MARÍA SILENCIO


Tanto andar, mucho buscar días con rastros de luz, acompasar mis pasos a los ajenos- porque no le encontré sentido al recorrido en soledad- me fueron borrando los sonidos, me fui quedando sin palabras. Intento darle forma a mis pensamientos que se atropellan unos a otros, ordenarlos, ensamblarlos ente sí y en esquemas globalizadores... Es ahí, justo ahí, donde pierdo posibilidad de decir o me autocensuro. Porque siento que ya no tiene sentido manifestarme en un entorno saturado de palabras, palabrerío, oquedades, desatinos ¿O es mi falta de adaptación a “la realidad” común, la de todos?
Sabés, Mago? Cuando era pequeña me llamaban “viento en contra”. Una condición que nunca perdí, no por el gusto de oponerme sino por convicción. Las mismas convicciones que sigo sosteniendo porque me parecen válidas y hasta ahora, nadie pudo decirme al respecto más que “sos demasiado ingenua; ninguna persona es tan buena ni las cosas pueden ser tan derechas como las pensás; así no vas a ningún lado”.
Tuvieron razón: no fui a ningún lado. Una a una fui guardando mis palabras, hasta desnaturalizarlas ( sólo podemos nombrar aquello que de alguna manera logramos conceptualizar). Me ganó el silencio. “...porque todos ven lo que pareces ser, mas pocos saben lo que eres” y a esta altura de mi vida ya perdieron significatividad los “todos” y los “pocos”.
No es soberbia ni lamento ni cansancio. Sólo una muestra de la india y la bohemia que me habitan