“Feroz” me endilgan sólo porque a algún
trasnochado se le ocurrió que me comí a una anciana y pretendí dar cuenta de
una niña. Una niña que sólo existe en los cuentos y yo soy un animal real, de
cuatro patas y un hocico, pelaje suave y aúllo a la luna y todo eso.
¡Feroz! Feroces son los hombres que se matan
entre sí, que se hamacan en la corrupción, que utilizan mal los recursos y nada
les importa aún a sabiendas de que están hipotecando el futuro de su especie.
¡Comerme a una anciana y a una niña! Con las
zorras que se comen a cada incauto y los zorros que se pasan a sabe Dios
cuántas niñas por la internet ¡
Vamos, que una anciana, carne dura… ¡con las
gamas frescas y nuevitas que hay en este prado! Hace días por las noches me
aparto de la manada, me acerco al abrevadero sólo por ver a una gama. Ahhhh,
creo que me estoy enamorando de ella. Su figura es tan esbelta, tan brillosos
sus ojos, tan sutil el movimiento de las aguas cuando bebe…
Soy cauteloso, no vaya a ser que la brisa
delate mi presencia en las cercanías y huya entonces. Hasta creo que mis
pupilas revolotean cuando ella, la dueña de mis anhelos, aparece.
Días pasados, el dueño de este predio, que es
un coto de caza, recibió a unos cazadores provenientes de Europa. Ustedes saben
cómo funciona esto: los cazadores pagan
fortunas por dejarse guiar hasta el sitio exacto en donde con seguridad
cobrarán sus piezas. Claro que luego se autoproclaman “deportistas”.
Desconocen el olor característico de los
animales (para eso están los perros), lo que es seguir una pista, tomar un
atajo, no, no, si para todo eso están los perros, ellos apuntan y a la bolsa
con la pieza.
Bien, les comentaba porque viene al caso:
estaban detrás de los cérvidos. Mi
corazón se atropellaba al latir, no quería perder a la dueña mis horas. ¡Qué
encrucijada! No podía advertirle a ella, obviamente y tampoco dar cuenta de los
visitantes. Se me ocurrió inutilizar a los perros: a uno dejé manco, tuerto a
otro, sin nariz al tercero. Conclusión: los forasteros disgustados y el local,
decidido a borrarme del mapa.
Aún no me halló. Los perros están
recuperándose, los visitantes se fueron sin abonar, el dueño mastica bronca y
yo…visito todas las noches el abrevadero donde bebe mi deliciosa gama
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